Son prototipos que una vez se ponen en marcha van tirando fichas de dominó, desplazando bolas, abriendo puertas, encendiendo secadores de pelo... Hasta que se llega al punto final en el que algo vuela, se cae o se desintegra.
Una paciente acumulación de energía, ordenando el mundo de manera premeditada y simbólica para que sucedan cosas, hace que, finalmente, con un pequeño empujoncito, con un mínimo impulso, toda esa energía concentrada en la máquina se desencadene obteniendo el efecto deseado.
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